Parece
que has elegido la mejor época para gustarme. Porque ahora todo lo terrenal me
parece absurdo y sólo pienso en “biengastar” todas las milésimas de segundo que
pueda en procurarte toda la felicidad, aunque sea deseándotela, aunque sea
desde lejos, mirando este cielo que parece que cae sobre la ciudad para
aplastarnos y llenarnos de colores.
Pero
es que igual, me gusta mirar arriba porque siempre he tenido la cabeza baja. Y
ahora soy una descubridora de cosas bellas e inevitablemente no puedo dejar de
comparar este cielo contigo.
Será
que ambos me hacéis proyectar alegría. O será que ambos habéis logrado que deje
de mirar el suelo.
Quizá
este cielo sea una pista y tú la prueba. O puede que todo este delirio no esté
pasando y sólo pueda hacer esto, escribirlo.
Cómo
podría no aventurarme a volar entre tus nubes y que me manches con todos estos
rosas. Cómo podía haber estado todo este tiempo sin mirar al cielo y sentir que
tú también me buscas por allí arriba.
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