A
nadie se le ocurrirá que solo quiso volar, como antes. Volar hacia
atrás para ver cómo el mundo se alejaba. O cómo él dejaba el mundo. Le
encantaba volar hacia atrás, allí donde el cielo está en el suelo y la gente
come sopa con cuchillo y tenedor.
Donde las palabras flotan mientras hablas y
donde las alas, como las suyas, podían romper jaulas. Fueran del material que
fueran.
Y sin embargo allí estaba. Delante de un
ordenador mientras dibujaba su próximo cómic. Le hubiera encantado estar allí,
donde ninguna flor muere. Donde nadie flota en el mar y la luna es cuadrada.
Cogió unas acuarelas y comenzó a pintarse.
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