28/10/15

AMANECER

Es curioso todo.
Este salón que me hace esperarte, que se ha vuelto mi abrigo mientras llueve fuera.
Suenan pasos en el portal. Sonrío.
Qué simple es todo.

Entras con prisas porque quieres desvestirte lo antes posible.
Las paredes y yo te seguimos con la mirada,
esperando atención
-me dan ganas de ser más invisible-
Es eco todo.

El aire que has provocado al pasar rápido,
-corriendo hacia el otro extremo de la casa ,sin pausa-
me huele distinto.
Tu mirada es distinta, tu forma de andar, TODO.
Qué distinto es todo.
Tienes la expresión de un moribundo
-creo que te estás muriendo en casa.
Creo que me estás matando desde la cocina-

Echo de menos leer las páginas negras de tus silencios,
escuchar a los libros contigo,
que la tele nos mire apagada,
que hablemos sin sonido- como los protagonistas de «Amanecer» de Murnau.
¿Eso pasa? ¿Tú eres el granjero y yo la mujer engañada?
Qué inverosímil es todo.

Empiezan a caer hojas de otoño del techo,
tus labios ya no me huelen a orégano
y oigo a los gorriones de la calle llamarme para que salte
-y tú, sigues en la cocina, tarareando un tango. Queriendo ser ajeno-

Eres como la luna
-y no en un sentido poético-
vas provocando mareas,
y yo me quedo aquí ahogada, a la orilla del sofá
                            llena de sedimentos.

Voy caminando hacia el pasillo
-quiero ir con los gorriones-
deshago la puerta a mordiscos,
para dejarte todas las astillas
-y que se te claven-
Soy sigilosa. Soy un pájaro.

Estás a punto de dejar de quererme.
Prefiero ser gorrión y no ver el «Amanecer» de Murnau.
Es alquitrán el cielo.
Y tú una ciudad canalla.


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