Dice Alejandra que hay que llorar hasta romperse.
Y es «dice» porque no está muerta.
Me peino las pestañas y me pinto el pelo.
Me desdibujo la cara,
entre grietas en el espejo que me deforman.
Quiero que se vea lo imperfecta que soy.
lo triste, también.
-todos las muñecas de porcelana y yo queremos rompernos-
Yo le contesto a Alejandra: «he llorado tanto
que ya nací rota».
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