Temo
convertirme en tu recuerdo dentro de poco. Que avances dejándome atrás sin más
apoyo que el eco de mi nombre.
No
es que quiera ser tu prioridad, nunca quise ser importante. Pero siempre me
imagino que me besas el ombligo que se ha convertido en tu mundo.
Temo
ser pasado en tu memoria y no ser tu tiempo en el futuro. Quise ser tantas
cosas tuyas que al final yo me quedé sin nada. Porque ni siquiera te he
retenido entre estas paredes de mi cabeza porque me hacía daño palpitarte.
Porque dejaba de quererme si te quería.
Nunca
quise ser ninguna heroína pero sí tu droga. Nunca quise que me mirara nadie
porque me sentía extraña ante ojos ajenos y sin embargo buscaba tu mirada.
Quería asegurarme de que no me perdías de vista. Nunca quise ser tu parte
importante, de verdad. Siempre me bastó con alargar la coincidencia de nuestro
encuentro.
Lo
temo todo cuando no te levantas a mi lado. Temo no ser más tu ancla en esta
cama y que nuestras sábanas dejen de atraparte como enredaderas en la pared.
Que mi pelo deje de ser hiedra en tu piel.
Cómo
me gustaría que este fuera uno de esos manidos finales en los que la
protagonista al final se despierta de una pesadilla. Pero no.
Me temo que al
final tú, mi vida, has sido todo mi sueño.
Me
temo que ya soy recuerdo y tú olvido.
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